Heiji y Nozomi

Eran los padres de Kōichi. Una familia feliz y unida que se esforzaba por hacer del mundo un lugar mejor.

Heiji, un hombre tranquilo y afable, educó a Kōichi para que entendiese lo importante que era tener unos valores y principios en favor de una sociedad pacífica. Ello incluía saber que la vida puede ser injusta, difícil y cruel, pero que por ello debían tratar de conducirla por un camino cada vez mejor. También le explicó lo necesarias que son las leyes y los procesos judiciales, pese a que no son perfectos, pues de lo contrario reinarían la violencia, la impunidad, y la penitencia de inocentes.

Nozomi, una mujer radiante y generosa, educó a Kōichi para que cuidase de su salud y su cuerpo más que a nada en el mundo, pues es fundamental. Por supuesto, eso comenzaba con la alimentación, que en su casa era abundante y siempre con materia de calidad. Poco a poco también le explicó conceptos médicos para que Kōichi fuese capaz de aplicar, a él mismo o a otros, primeros auxilios, curas o suturas simples, y también la clasificación de los medicamentos más comunes, los efectos de las drogas, tipos de enfermedades, y muchas otras cosas.

Tres años atrás, el día en que Kōichi se graduó como Inspector, Heiji y Nozomi se dirigían al lugar de la ceremonia, en la Zona X, cuando se vieron involucrados en un accidente de tráfico y murieron en el acto. Kōichi visita su tumba frecuentemente, y siempre se esfuerza para convertirse en alguien en quien ellos pudiesen sentirse orgullosos.